Como los desechos plásticos son omnipresentes, esencialmente todas las especies acuáticas y terrestres se encuentran con ellos, no importando el nivel trófico. Los efectos biológicos pueden surgir debido a interacciones físicas con los microplásticos, exposición química a componentes plásticos (ejemplo: aditivos), toxinas absorbidas (sintéticas o naturales) u organismos asociados a la superficie (ejemplo: patógenos). La problemática puede ser desde enredos, ingestión, muerte y otros efectos sobre la salud y el ecosistema (Hale et al., 2020).

El océano cumple con un papel primordial en el equilibrio de uno de los gases de efecto invernadero – GEI más Importantes: Dióxido de Carbono; evitando el Cambio Climático en el planeta (Villagrán, 2021).

Una de las regiones más biodiversas en el océano son los arrecifes de coral. Lamb et al. (2018) expone en su estudio “Plastic waste associated with desease on coral reefs” que los corales que están en contacto con plásticos aumentan, de un 4% a un 89%, la probabilidad de que haya un brote de enfermedad. Así mismo, el plástico puede bloquea los rayos de sol y el oxígeno que llegan al arrecife.

Villarrubia – Gomez et.al. (2018) argumentó que la contaminación marina por plástico es irreversible y omnipresente a nivel mundial y, por lo tanto, cumple dos de las tres condiciones para una amenaza de limite planetario de contaminación química (Hale et al., 2020). Los ríos son una de las vías dominantes para que los microplásticos lleguen a los océanos (Rochman, 2018).

La abundancia de microplásticos aumenta a medida que disminuye el tamaño del fragmento, al igual que la proporción de organismos capaces de ingerirlos. Las partículas <20 µm pueden penetrar las membranas celulares, agravando el riesgo. La exposición puede comprometer la alimentación, los procesos metabólicos, la reproducción y el comportamiento de los organismos (Hale et al., 2020).