Al comparar el agua del mismo manantial envasada en botellas de vidrio o plástico hechas de tereftalato de polietileno (PET), la actividad estrogénica es tres veces mayor en el agua de las botellas de plástico. Estos datos apoyan la hipótesis de que los materiales de envasado de PET son una fuente de compuestos similares al estrógeno. Además, los hallazgos aquí presentados se ajustan a estudios previos e indican que la contaminación del agua embotellada con disruptores endocrinos es un fenómeno transnacional.